Villena es el autor de la novela «…Y se fue con el viento de arriba…» publicada por la editorial Dulcinea en Granada el año 2007.
Esta obra entronca con el Realismo del siglo XIX representado por José María de Pereda, Juan Valera, Leopoldo Alas Clarín, Benito Pérez Galdós y Emilia Pardo Bazán, que a su vez sabe enlazar con la rica tradición realista de la novela picaresca y, sobre todo, con el Quijote.
Además existe también en los años cincuenta la llamada «novela realista social», novela crítica y comprometida representada por Miguel Delibes, Rafael Sánchez Ferlosio, Ignacio Adecoa, Ana María Matute, Carmen Martín Gaite, Juan Goytisolo… que nos sirve como antecedente próximo para seguir conectando la novela de Leonardo Villena con movimientos realistas dentro de la literatura española, esta vez del siglo XX.
La técnica narrativa de Villena utilizada en su novela es la propia del Realismo: observación minuciosa de la realidad, narrador omnisciente -que conoce todo lo que va a suceder y lo adelanta- numerosas descripciones, diálogos vivos, reales, y algunos monólogos introspectivos. Destaca por la naturalidad con que expresa su detallada observación de la sociedad de su tiempo y de su localidad, Padul.
Combina con acierto el habla coloquial con la voz sencilla y culta del narrador. Autor inteligente y de gran cultura, en su obra sobresale la profundidad de sus planteamientos y el análisis de caracteres, que aportan a su novela un alto grado de perfección en el análisis psicológicos de los personajes -minucioso análisis de sus protagonistas y de la sociedad de Padul.
Utiliza el monólogo interior, procedimiento narrativo característico de la novela contemporánea. A través de él un personaje deja fluir libremente su pensamiento sin la mediación del narrador. Con el fin de acercar el lector al mundo interior del personaje.
Es Leonardo Villena un gran representante de la novela realista de ámbito local y regional.
En cuanto al contenido, la acción de la novela «…Y se fue con el viento de arriba…» gira en torno a su protagonista, Manuel Garzón, El Cubano, cuya existencia se ve mediatizada porque participó en la guerra de Cuba y regresó a su pueblo veinte años después. El relato se organiza en función del choque con la realidad que sufre el personaje, por el reencuentro con el gran amor de su vida, Florita, y por la situación sociopolítica de la España del momento: II República.
La novela se desarrolla en Padul, localidad de la provincia de Granada, donde El Cubano, pretende rehacer su vida de forma sencilla y tranquila pero sus deseos se verán truncados por las razones mencionadas.
De forma casi imperceptible para el lector Villena organiza su relato en torno a unos personajes reales, históricos, y su mérito es hacerlos creíbles al lector y para ello nos describe con maestría lo que hacen, lo que dicen, y lo que piensan en un marco histórico concreto.
El proceso por el que al cubano se le complica la existencia es cuando su mujer, Florita, tiene la certeza de que no podrá volver a ser madre después de dos desgraciados episodios de maternidad, problema que se desarrolla inmerso en la crisis y degradación de la II República que culminará en la Guerra Civil.
En cuanto a la organización del relato Villena se sirve de un narrador omnisciente que va desvelando con minuciosidad el entramado del mundo novelesco. El narrador omnisciente en este caso presenta una particularidad: se trata de un narrador-personaje que interviene de forma más o menos directa en los acontecimientos, es decir, un narrador que pertenece al mundo novelesco. Esta fórmula narrativa produce en el lector una sensación de cercanía a lo narrado que lo lleva a aceptar como real lo contado por el autor. En la novela «…y se fue con el viento de arriba…» la fórmula del narrador personaje es muy eficaz porque conjuga lo público y lo privado, la historia real y la ficción novelesca, de tal manera que el suceso histórico de la II República sirve de contrapunto a lo narrado en el terreno de lo novelesco. De esta fusión de lo histórico y lo novelado se deriva que los acontecimientos y personajes adquieran verosimilitud. Además, el marco histórico explica el modo de ser y de comportarse de los personajes.
En cuanto al estilo del escritor Leonardo Villena, básicamente realista, se caracteriza por: tono narrativo conversacional, reproducción del habla cotidiana de la vida diaria de un pueblo agrícola y ganadero, caracterizada por la sencillez, la espontaneidad, el uso frecuente de modismos propios de Padul, y una gran variedad de registros idiomáticos. Expresiones coloquiales puestas en boca de los personajes, palabras que nombran objetos y acciones características de la localidad, diminutivos, empequeñecedores y afectivos, derivados sorprendentes, léxico popular, expresiones humorísticas, y una riqueza de vocabulario absolutamente sorprendente. En los diálogos y las descripciones cinegéticas alcanza Villena momentos realistas de extraordinaria belleza formal.
Por todo lo comentado, puedo concluir que es una obra magnífica cuya lectura recomiendo.